Día extraño este.
Casi tenemos el año acabado y como dicen por ahí la casa sigue sin barrer pero bueno ¿dónde quedaron los propósitos del año anterior?, y sobre todo visto lo visto ¿qué demonios vamos a hacer en este que entra? ¿también nos haremos una lista de cosas deseables ya sabes, dejar de fumar, ir al gimnasio, bla, bla, bla? sinceramente entiendo que mintamos a los demás ( a veces es cuestión de equilibrio mental) pero mentirnos a nosotros mismos es una estupidez enorme....
Bien intentaré no desear más que posibles, tal vez en esto radique la frustración, si las metas son demasiado altas por muchos esfuerzos que hagamos nunca llegaremos a ellas, pero por otra parte ¿no es un buen acicate ir un poco más allá?, no sé hasta que punto es bueno conformarse, asumir las limitaciones o si esto por el contrario nos impide superarnos, difícil cuestión entre el hedonismo natural del ser humano ( ¿ya dije antes por ahí que soy muy humana? ¿no?, ok pues lo digo ahora) y el afán de superación de los espíritus inquietos.
Luego hay otra cuestión y es ese espacio difícil de describir entre el pensar y el actuar, porque no siempre van en esa secuencia, si pensamos y luego actuamos la probabilidad de error disminuye considerablemente, no es que no exista pero...., sin embargo cuando actuamos y luego pensamos multiplicamos los índices de error yo diría que por mil, me asusta el factor riesgo, ese espacio en el que el azar y los demás ( parte muy importante en nuestras vidas, aunque les llamemos circunstancias y gilipolleces por el estilo ) marcan la diferencia entre una buena o mala decisión
En el fondo equivocarse es lo más sencillo, no hay que darle demasiadas vueltas al tema, alguna si por la cosa del aprendizaje, pero nada más, de manera que si esto es así no entiendo que el juez interior que todos llevamos dentro nos machaque cada X tiempo recordándonos ( sin que venga a cuento o a lo mejor sí, no sé...porque desconozco los mecanismos de la jodida memoria) lo estúpidos que fuimos o la memorable actuación que protagonizamos. Si fuera valiente, que no lo soy, contaría aquí alguna de esas memorables actuaciones, pero ya digo no soy valiente y me sienta mal cuando el ácido del vómito me vuelve a subir hacia la boca....
No, hoy no ha sido un buen día, he perdido un referente y sé que perderé muchos más, que todo depende de tantas cosas que es imposible no dejar algún cabo suelto que pueda golpearte...un mal día de veras.
1 comentario:
Estoy completamente de acuerdo; desde que Lúzbel me enseñó "la pausa", no digo que haya dejado de meter la gamba, pero lo hago mucho menos. La técnica es bien sencilla, consiste en dar las respuestas, no en el tempo solicitado por el que pregunta, sino en el nuestro propio; la gente siempre tiene prisa, pero yo (al menos de eso) no tengo culpa ninguna. Con este sencillo método he logrado altísimas cotas, que nadie ha percibido es verdad, pero que me ha dado la satisfacción recurrente de apreciar lo diferentes que son las cosas vistas desde una pespectiva menos inmediata.
Todos terminamos perdiendo algún referente tarde o temprano (si lo sabré yo), pero lo bueno de los referentes fetén, es que de algún modo se te quedan dentro, y obran silenciosos por nuestro bien. Un mal día lo tiene cualquiera, que para entender eso no hay que ser muy listo, como el caso del tipo que se encontró con un amigo, y al verlo cariacontecido le preguntó:
– Pero ¿que te pasa tronco?, te veo fatal...
–Es que se ha muerto mi madre.
–¡¡Jodeeer vaya día que llevamos, yo pierdo el boli, ..a tí se te muere tu madre...!!
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